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Reflexión 28 – ¿Y el cambio? ¿Para cuándo? 16 diciembre 2009

Posted by ElConfidenteXXI in Capacidad y competencia, Comportamiento organizativo.
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Hace ya semanas que tuvimos una reunión donde se decidió que debíamos cambiar como empresa. Identificamos una serie de mejoras y acordamos un listado de iniciativas y responsables. 

Sin embargo, aún no se ha movido un dedo; las cosas no han cambiado un ápice y no tienen pinta de hacerlo. Todo el alboroto que se armó como consecuencia de la encuesta de satisfacción del empleado ha desaparecido sin dejar ni rastro.

Los cantos de sirena de la directiva han consistido en hacer promesas populistas, sin ser conscientes de que todo cambio organizativo requiere de un proceso natural de trabajo y desarrollo. Han seguido el esquema que impera en nuestra sociedad, el de convertirse en millonario en una semana; el de acaparar riqueza sin trabajo. Promesas ilusorias que demuestran su desconocimiento de cómo liderar y gestionar una empresa. Como un niño que aprende a gatear, caminar y finalmente correr, así es una empresa. Todos los pasos son importantes y todos requieren su tiempo. No es posible saltarse ninguno. ¿Y qué sucede cuando intentamos saltarnos este proceso natural? La respuesta es obvia: los atajos nos conducen a la decepción, a la frustración y al fracaso empresarial.

Pero para romper tendencias habituales muy profundamente enraizadas en nuestra cultura, como son la indecisión, la impaciencia, la crítica fácil o el egoismo, se necesita algo más que un poco de fuerza de voluntad y cambios menores en nuestra organización.

Reflexión 19 – ¿Habrá Milagro? 9 noviembre 2009

Posted by ElConfidenteXXI in Comportamiento organizativo, Honestidad.
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Hace unos meses tuvimos una reunión de oficina para analizar los resultados de la encuesta de satisfacción del empleado. Como podréis recordar, nuestra empresa no quedó bien parada en la clasificación global (ver Reflexión 11 – Incoherentes y cobardes).

Comprensiblemente, entré a la reunión con actitud escéptica y cínica. Sin embargo, las cosas transcurrieron de manera diferente a la que me esperaba. Sorprendentemente, el director y su séquito presentaron los resultados de la encuesta sin censura alguna, tales y como eran: desastrosos. A continuación, el Emperador entonó el mea culpa y analizó de manera directa y sin tapujos la precaria situación de la empresa; y más importante aún, explicó su plan para reflotar la compañía. Y para rematar la jugada, el Zar abrió el debate a los empleados, los cuales participamos de manera gustosa.

Me gustaría resaltar que el director demostró dos cualidades fundamentales, ausentes desde que comenzó la debacle:

  1. Honestidad para llamar a las cosas por su nombre y realismo para enfrentarse a los problemas de cara
  2. Liderazgo y capacidad para inspirar al equipo de que es posible salir de esta situación

He de confesar que el planteamiento me ha gustado. Puede que sea sólo un espejismo, otra de sus inagotables trequiñuelas; sin embargo, estoy dispuesto a ser positivo, a creer y poner mi granito de arena para sacar la empresa adelante.

Me pregunto, ¿habrá milagro?